El ruido ensordecedor, que se ha ido extendiendo, en especial en la madrugada a las zonas residenciales de Medellín y municipios del Valle de Aburrá, también se está convirtiendo en una causa silenciosa de desplazamiento forzado.
El problema crece
Por su parte, el ingeniero y candidato a doctor en sonido y vibraciones, Luis Alberto Tafur, especificó que en la ciudad se han hecho cuatro mapas de ruido en los que se estableció que es demasiado alto y la problemática va en extensión, pero reconoció que buscarle soluciones efectivas no es fácil.
Advirtió que, sin necesidad de tener altos niveles, el ruido perjudica el descanso, lo que tiene un alto costo para la productividad, ya que fisiológicamente la persona, así diga que no la afecta el ruido, se levanta con menos ánimo y la mayoría de las veces desconoce cuál es la causa de esa falta de energías para laborar.
Además, continuó, el ruido tiene una serie de efectos fisiológicos inconscientes y conscientes tales como la pérdida de audición y las dificultades para la comunicación. “En fin, tiene una serie de complicaciones debidamente estudiadas por la Organización Mundial para la Salud”, anotó.
Comentó que el nuevo POT de Medellín creó las llamadas zonas mixtas, sectores poblados con establecimientos públicos, y no tuvieron en cuenta las variables acústicas, lo que en el futuro puede generar situaciones difíciles de convivencia.
El vicealcalde de Salud, Juan Carlos Giraldo, aseguró que están haciendo un trabajo muy amplio sobre el problema del ruido, pero, en especial, analizando las competencias, porque hay muchas normas que deben hacer cumplir diferentes entidades, lo que hace difícil la articulación.
Reconoció que en el país no hay una legislación más concreta y contundente sobre este tema y sugirió que Medellín debería asumir un protocolo independiente, así lo demanden y lo tumben luego. Se necesita, dijo, un código de Policía más fuerte en sanciones, multas y campañas educativas
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